Regresando

Todavía no me siento relajado;
acabo de escapar de la tormenta,
acabo de salvarme de esa mierda que consideran alimento:
pollos bañados en colesterol,
bebidas de sabor artificial,
mezcla de enfermedad, agotamiento
y abatimiento.

¿Qué delito cometí?
acaso ser el bicho en medio de la estultez,
tener manías diferentes y
casi exasperantes para el común de los mortales,
o más bien no manejar los mismos juicios de valor
de la homogeneidad de sus mentes limitadas.

Hay quienes prefirieron seguir el rebaño autodestructivo,
hacer la mezcla nociva para sí mismos:
picar de esto o aquello,
ir engulliendo lo que se le atravesara en la mirada,
la boca y el estomago.

Qué maleficio el de nosotros seres casi autogestionarios,
degenerantes y autodestructivos:
transitar bajo los cielos de frías temperaturas,
mantenerse despiertos en noches de sofocante sueño y
alimentarse de aire en menos de una semana.