James

James había regresado de New York: La casa que dejó años atrás no era la misma, ésta permanecía habitada por la ausencia de muchas cosas. Las antiguas fiestas romanas no regresarían jamás. Los buenos amigos que tuvo cuando niño, se habían marchado de su lado el día en que decidió partir y tomar un rumbo desconocido por todos. No estaba ni el perro que le meneaba la cola cada vez que llegaba a casa o cuándo salía de prisa hacía algún lado. No estaba y era lamentable que ya no hubiera nadie.
Muchas cosas quedaron a medias cuando partió: La casa quedó por pintar, fueron pocos o casi nadie los amigos de los que se despidió, dejo frases sin ser interpretadas y la creencia de que algún día volvería para hacer acto de contricción y culminar todo lo que abandonó.
Ahora las cosas son irremediables: Aquella chica de la cual siempre estuvo pendiente ya no está, al menos para él., ya no; los amigos que creyo suyos dejaron el juego de la pelota; el futuro prometedor que le vaticinaban, hoy es un fiasco.

T.O.B.E.D.I.F.F.E.R.E.N.T

 Siempre que puedo entro en elucubraciones. A veces solo, a veces en compañía. Hablamos extensas horas sobre qué sentido tiene estar perdiendo continuamente. Lamentablemente, las respuestas no gozan de afectividad en el discurso.

En estos días tengo una idea en la cabeza, una que no puedo sacármela aunque haga demasiadas cosas durante el día y durante la noche. He caído en la cuenta de que tengo manías extrañas para muchos. Hay demasiadas cosas que no me gustan de la vida y unos pocos gramos que captan mi atención sobremanera.
Para dar algunos ejemplos: Cualquier ser urbano toma gaseosa, consume fast foods, gusta de musica popular y viste chompas en épocas de invierno; yo no. Siempren me dicen que soy un caso especial, casi un freak; no sé, talvés es mi estilo. Así mismo, antaño me atraían aquellas mujeres entrada en carnes; hoy no. Pero por su puesto no está mañ tomar un bocado siempre que se pueda. A pesar de todo hoy tengo otras prioridades, otro ritmo, otro rumbo cada un diferente del otro.
Adiós Diana, Lorena, Melissa, Sofía, Karla... nunca las entendí. Lo siento soy así. Talvés ocurrieron muchas cosas de camino a casa, muchas de las cuales no me premitieron ver en medio de lo que estaba y cada una renegaba a su manera porque pensaban que no las entendía. Lo cierto es que yo estaba de regreso, mientras ustedes subían la cuesta.
Tarde me doy cuenta y mucho antes estoy perdiendo lo que no tengo. Quisiera asegurar que, aunque no sé si tendría sentido, aquella carta de puño y letras estaba marcando un etapa de mi vida. Aquella que fue lanzada a la basura sin siquiera haber sido leída ¿Qué culpa tenía? No sé y creo que pasaré el resto de mis días tratando de entenderme de mios actitudes añejas y las que permanecen hoy día...
Última partida
Antes de que te vayas
ya me habré ido
Antes de que me vaya
 intentaré coleccionar lo que pienso
Talvés mañana no seré el mismo
quizás huiré de mí mismo
Y apesar de lo que quiera
para tus mejillas
ya no estarán las mías
Cuando no esté y me haya ido
algunas frases joputas permanecerán pendidas
otras tantas me las reservará el sino

Cuándo se acabó

El otoño no es el mismo desde que cada quien tomó el rumbo que desde un principio le pertencía. Aquel Mayo está inserto en mi mente, cual duda imperecedera, latente, eternamente punzante.
S. tenía más defectos que virtudes. Yo tenía cada vez menos paciencia para corregir sus defectos y trtar de hallarle alguna virtud. Y quién eres tú para corregir errores? Muchas veces me pregunto a mí mismo desde mi lado más impersonal que de costumbre. A pesar de todo y, aunque me da cierta pena hablar de situaciones sentimentales, en más de una ocasión debe haber siquiera un punto de encuentro entre dos almas discordantes.

Escribo hoy desde mi faceta más crítica de lo que pudeo habernos pasado a lo largo de esos más de tres meses en los que decidimos, constantemente, tratar de ignorar tantas cosas y replicar otras tantas con palabras de sinceridad hiriente. En un principio creía estar convencido que lo que uno siente es eterno en la medida que va tomando forma con el tiempo; me refiero que aunque ya no se mantnega la presencia, lo que queda es lo que sientes.

Hay etapas de la vida, incluso en el caminar diario en el que uno no se detiene y, con frecuencia, se es irreflexivo e intempestivo. Como diagnóstico diría que lo que nos movió fue nuestra profunda incompatibilidad, esos deseo profundos de tomarnos el uno al otro en más que lo físico. Pero siempre uno de los dos queriendo entender y el otro evitando ser analizado.

Si nuestras cabezas no se acercaban a los razonamientos, tampoco a la irreflexividad. En las múltiples frases hirientes encontré mi lado más fuerte, mientras tu continua pose de mirada de desatención eran la suma perfecta de lo que te falta para comprender al que está al lado. Esa condición errática que  en un principio me gusto; con el tiempo se convirtió en el pretexto perfecto para plantearnos la pregunta que sucede a toda relación...