Cuándo se acabó

El otoño no es el mismo desde que cada quien tomó el rumbo que desde un principio le pertencía. Aquel Mayo está inserto en mi mente, cual duda imperecedera, latente, eternamente punzante.
S. tenía más defectos que virtudes. Yo tenía cada vez menos paciencia para corregir sus defectos y trtar de hallarle alguna virtud. Y quién eres tú para corregir errores? Muchas veces me pregunto a mí mismo desde mi lado más impersonal que de costumbre. A pesar de todo y, aunque me da cierta pena hablar de situaciones sentimentales, en más de una ocasión debe haber siquiera un punto de encuentro entre dos almas discordantes.

Escribo hoy desde mi faceta más crítica de lo que pudeo habernos pasado a lo largo de esos más de tres meses en los que decidimos, constantemente, tratar de ignorar tantas cosas y replicar otras tantas con palabras de sinceridad hiriente. En un principio creía estar convencido que lo que uno siente es eterno en la medida que va tomando forma con el tiempo; me refiero que aunque ya no se mantnega la presencia, lo que queda es lo que sientes.

Hay etapas de la vida, incluso en el caminar diario en el que uno no se detiene y, con frecuencia, se es irreflexivo e intempestivo. Como diagnóstico diría que lo que nos movió fue nuestra profunda incompatibilidad, esos deseo profundos de tomarnos el uno al otro en más que lo físico. Pero siempre uno de los dos queriendo entender y el otro evitando ser analizado.

Si nuestras cabezas no se acercaban a los razonamientos, tampoco a la irreflexividad. En las múltiples frases hirientes encontré mi lado más fuerte, mientras tu continua pose de mirada de desatención eran la suma perfecta de lo que te falta para comprender al que está al lado. Esa condición errática que  en un principio me gusto; con el tiempo se convirtió en el pretexto perfecto para plantearnos la pregunta que sucede a toda relación...