Una loca desnuda

Es bueno estar perdido de vez en cuando. Permanecer en estado de somnolencia o alguna especie de hemiplejia, es así: Ayer mientras retornaba a casa abordo de un bus, ocurrió una situación ante la que creí estra preparado, pero es imposible estarlo en un país ensombrecido por el vicio del 'recato'.
Posaba una mujer cuarentona de pelos leoninos en uno de los asientos del bus. Y digo posaba porque prácticamente cualquiera de los ocupantes se podía convertir en una especie de fotógrafo de ocasión ante mágnifico evento. Esta situación pasaría desapercibida de no ser porque la 'señora' tenía unos senos descomunales; unos para la que no me alcanza el recuerdo, o sea, la memoria. 
Aquella 'señorona' mostraba sus senos desnudos con un descote impresionante, unos senos ante los cuales todo aquél que abordara 'mi bus' se sentiría abrumado. Bastaba observarles la cara de sorpresa a cada uno: viejos de mirada aterida y en expresión de interrogante eterna y jóvenes, un poco menos evidentes, pero igualmente deseosos de observar el evento.
Ella, seguía allí, sentada. Sabía que todos le miraban los senos desnudos -parecía una loca-. Ella, a la que le importaba muy poco que le miraran los senos, mantenía una conversación demasido coqueta no se sabía con quién, pero más que con palabras era con caracajadas. Si no era una ruca, no era de estos lares: mostraba todo el desparpajo que le daba la vida. Más que sus senos era su facha, parecía un loca , una loca caída desnuda.